Churrealismo, nostalgia churrera. Así son las churrerías por la noche
REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE LAS CHURRERÍAS CUANDO LLEGA LA NOCHE
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Las churrerías forman parte del paisaje urbano de la ciudad. Han sobrevivido al cambio de costumbres, de generaciones, de dietas alimentarias y de criterios urbanísticos. Pero desgraciadamente (exceptuando la feria de reyes y alguna otra fecha privilegiada), viven una clara decadencia. Este reportaje es un homenaje a los desayunos de chocolate caliente y churros recién hechos, a las patatas de la hora del vermut y al calor que dan a la ciudad sus luces y sus carteles de colores.
Christian de Rumanía trabaja en la churrería de el Clot (Barcelona) la que hay justo a la salida del metro. Una churrería que tiene más de cincuenta años de historia en la ciudad.
(En este lugar sigue habiendo una churrería pero es otra. Av. Meridiana, 128).
La churrería Argilés, en la calle de la Marina (Barcelona) el refugio después de una larga noche. Una de las churrerías que más trabaja de la ciudad al estar al lado de una zona de ocio nocturno.
La churrería de Francisco Romero, en Cerdanyola del Vallès, funciona desde 1980. La han cambiado de lugar varias veces pero siempre cerca del río Seco, que es donde está ahora, en el paseo de las Acacias. Los domingos tienen siempre cola, y cuando voy, un domingo por la noche, un matrimonio mayor está merendando chocolate caliente.
(*Esta churrería ya no está).
En Arenys de Mar está la churrería Rossi 2 que llevan "el churrero" y la joven de la propietaria de la cadena, Clara. Antes la churrería ubicaba más abajo del arroyo, más cerca de la zona comercial de Arenys, ahora es en una zona menos de paso del arroyo. Me cuentan que se venden más porras que churros y me sigue sorprendiendo. Hace una noche muy fría de invierno, pero justo antes de cerrar para un coche y pide dos cucuruchos de churros. Y los hacen al momento. ¡Bendito calor!
En Sant Vicenç de Montalt, justo delante del polideportivo y la piscina está la churrería Noemí-2 que lleva la Nataliya y su familia. Es raro porque es una zona muy poco transitada en un pueblo realmente pequeño pero me cuenta que es más fácil trabajar aquí que en Barcelona, por competencia y permisos. Le da un toque de especies a los churros que los hace diferentes y deliciosos, como canela, o un toque de anís y limón.
(Esta churrería no es fija, sólo se ponía en invierno. No sabemos si ahora está)
Oti hace 20 años que trabaja en la churrería Grama que hay en Can Peixauet, en Santa Coloma, justo delante del puente sobre la ronda litoral. Y hace 20 años que abre a las 3h de la mañana sábados, domingos y festivos. En la churrería viene gente de todo tipo, muchos son trabajadores en horario nocturno. La foto fue hecha a las 6h de la mañana y el Oti me regaló unas porras deliciosas para el desayuno.
El Popó es la churrería que hay en Canet de Mar, en la plaza Once de septiembre. Trabaja Antonio, cuya familia tiene otros churrerías en Barcelona. Hablamos de normativas de sanidad restrictivas que afectan el negocio y de la dificultad para mantenerlo, cada vez mayor.
(Esta churrería era temporal. No sabemos si todavía está en Canet de Mar)
Churrería Mari Carmen, en la feria de reyes de Gran Vía, en Barcelona, el momento álgido de las churrerías en la ciudad pero donde sólo pueden ir unas cuantas escogidas.
(No hemos podido encontrar la Churrería Mari Carmen, no sabemos si tiene una ubicación fija)
Libia, de Colombia, decidió un día dejar su trabajo de camarera de hotel e intentar montar un negocio propio. No sabía hacer churros pero en aprendió dentro del garaje donde tenía guardada la churrería, buscando ella sola la receta exacta y dejando probar sus churros a los camioneros que pasaban cerca. En principio sólo venía churros porque no sabía hacer las porras. Y disimulaba. Pero también aprendió. La churrería de la Libia es una churrería de frontera, es Badalona en la frontera con Santa Coloma de Gramanet y con Sant Adrià de Besós.
(No sabemos si esta churrería sigue estando aquí).
Todos en su lugar. Estos son los buenos momentos para las churrerías: en una feria, cuando cae la noche en invierno y todo fluye.
(Esta churrería estaba en la Feria de Mataró, no sabemos si tiene otra ubicación fija)
Esta señora mayor ha conocido el esplendor de las "churrerías" cuando era el único lugar para comprar patatas fritas auténticas.
Esta churrería estaba temporalmente en la Feria de Mataró pero habitualmente está en Sabadell, en frente del hospital Taulí.
La tierra de las patatas. En Olot (Girona), los churros se han hecho en esta "churrería" desde 1915, también tienen una especialidad de la zona: churros hechos con harina de trigo sarraceno, con 50% menos de harina y grasa y 30% menos de aceite.
Ester es la mujer valiente que comenzó a ver a su padre hacer churros cuando tenía 8 años, y ella, como todos sus hermanos, ha seguido el oficio. Su churrería está en Igualada. Ella sola engancha y desengancha la "churrería" a la camioneta. Es muy risueña y afirma que la gente tiene que acostumbrarse a pagar el precio justo de las cosas, cansada de muchos clientes que quieren los churros de "bajo costo". No quiso salir en la foto.
(No sabemos si todavía está en la misma ubicación).
Éstas son algunas de las historias que hay detrás de las churrerías de Barcelona. Ojalá el tiempo ayude a valorar la importancia de las churrerías en relación a nuestra cultura gastronómica. Una sociedad que no permite la comida callejera está condenada a convertirse en una sociedad mucho más fría y mucho menos viva. Y detrás de estos negocios hay siempre historias de supervivencia, de superación y de trabajo duro.
MÁS INFORMACIÓN: Gremi de xurrers de Catalunya